xoves, 26 de xaneiro de 2017

LA PROVINCIA DE EL BIERZO EN EL SIGLO XV.


LA PROVINCIA DE EL BIERZO EN EL SIGLO XV,
por Javier Lago Mestre,
Colectivo cultural Fala Ceibe do Bierzo,
falaceibe@yahoo.es

En la segunda mitad del siglo XV los bercianos soportaban las negativas coyunturas económicas (malas cosechas, impuestos, inundaciones…). A esto unimos la conflictividad interseñorial, caso de los condes de Lemos y Benavente. La nobleza aprovechó en su beneficio la debilidad monárquica anterior a los Reyes Católicos. Los sufridores vasallos mostraron su resistencia antiseñorial en la rebelión irmandiña.

Ante este conflictivo panorama los Reyes Católicos buscaron imponer su autoridad. Los primeros intentos de control de El Bierzo se producen con la extensión del justicia mayor de Galicia “en el Bierço e Balcarçe” (años 1480 y 1484). Posteriormente se produce la rebelión del conde de Lemos (1485-1486) como reacción a la sentencia arbitral que enajena sus territorios. La Corona forma un ejército que interviene militarmente en El Bierzo y derrota al conde de Lemos.


Entre las consecuencias de esta guerra destacamos la compra de Ponferrada por la Corona y el establecimiento del corregidor de la villa y de la provincia de El Bierzo (1486). Esta localidad se convierte en sede del poder real y es favorecida con mercado, feria, supresión del impuesto del pedido, concesión de jueces, etc. También se creó el marquesado de Villafranca en territorios bercianos del condado de Lemos.

Los Reyes Católicos nombran los corregidores en Ponferrada para que apliquen su política en la nueva provincia berciana. De inmediato se apela a la justicia real frente a los abusos de la justicia señorial. Así se persiguen los abusos de los oficiales señoriales o de la pequeña nobleza dependiente. Los vasallos encontraron en la justicia real una oportunidad de liberación parcial del yugo señorial.


La Corona también emprendió cambios eclesiales. El corregidor real ejecutó la reforma monástica. Hubo que someter a los abades locales que se opusieron a los foráneos. Otro tanto aconteció con las disputas por los beneficios curados en las parroquias encastilladas. 

La política fiscal aportó recursos para lograr la unidad nacional y la expansión imperial. La provincia de El Bierzo quedó establecida como un partido fiscal. Este formó parte de la  hermandad de Castilla que desempeñó diversas funciones: policial, militar y fiscal, bajo la jefatura del juez ejecutor, el corregidor ponferradino. 


El poder del corregidor real se vio fortalecido con la cesión de jurisdicción por parte del obispado de Astorga (1495), desde Foncebadón a Ponferrada, además de la Somoza maragata. El  corregidor fue visto como una amenaza por los señoríos locales. Los monasterios estaban molestos por los pleitos de sus vasallos. Y al señor de Bembibre se le impedía aumentar su territorio (Noceda, Castropodame…). De ahí que dichos señores reclamasen a la Corona el recorte de la jurisdicción del corregidor.

La Corona legisló sobre los concejos (casas, arcas…). Esta nueva política local favoreció las exenciones fiscales (Acebo, Fornela…) o la posibilidad de alzar los pleitos señoriales (Carracedo y Espinareda) ante la justicia real. La creación de la provincia supuso grandes cambios institucionales en El Bierzo.

O Bierzo, xaneiro de 2017.

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