NUESTRA BANDERA DE EL BIERZO,
por Javier Lago Mestre,
Colectivo cultural Fala Ceibe do Bierzo.
falaceibe@yahoo.es
El 14 de abril del 2000 el Consejo Comarcal de El Bierzo aprobó nuestra bandera. Pero lo cierto es que desde la recuperación de la democracia el bercianismo político y deportivo ya había mostrado su bandera blanquiazul. De ahí que los políticos tuvieran finalmente que responder a la demanda colectiva en favor de la fijación de la bandera oficial.
Nuestra bandera no pudo nacer en la Edad Media porque El Bierzo estaba dividido en variadas jurisdicciones, realengas y señoríos laicos o eclesiásticos. Los señoríos tenían las banderas y escudos de sus titulares. Las villas también poseían escudos locales. Y los diversos concejos estaban representados por sus coloridos pendones.
La provincia berciana de la Edad Moderna estaba bajo el mando del corregidor que defendía los intereses de la Corona con la simbología real. La corta existencia de la provincia de Villafranca impidió debatir sobre la bandera berciana. La posterior división territorial en dos partidos judiciales y varios distritos electorales no favoreció la búsqueda de la bandera propia.
Poco a poco la bandera cruceira se ha ido consolidando en su uso social. Nada tiene que ver esta dinámica con la imposición de las banderas franquistas que aparecían en los balcones de las villas durante las fiestas. Otro tanto sucede con las banderas locales municipales que lucen aisladas en las altas balconadas de los ayuntamientos. La libertad berciana se ha ejercido más con nuestra bandera y no con otras lejanas.
Los bercianos hemos sabido dar vida social a nuestra bandera. En las disputas deportivas anima más a nuestros equipos. En las manifestaciones ciudadanas presiona ante las injusticias. También supone una marca publicitaria para nuestros productos comerciales. La promoción turística exterior tiene el mejor logotipo singular con la bandera berciana.
No se puede negar la fuerza simbólica de la bandera berciana. La identidad social colectiva se afianza con nuestra enseña tricolor. Las fuertes identidades regionales vecinas, con sus banderas históricas, no sirvieron para unir a los bercianos y las bercianas. Aquí siempre hubo conciencia de identidad regional, propia y periférica, por razón de una clara pluralidad cultural compartida con territorios foráneos.
La presencia de la bandera berciana todavía es vista desde fuera con recelo. Nuestra bandera evita la asimilación territorial y cultural por parte de otras regiones (León, Castilla y Galicia). Si reforzamos nuestra identidad territorial evitamos desaparecer ante los fuertes vecinos. Sólo hay que ver lo acontecido con las subdesarrolladas comarcas del entorno, La Maragatería, O Courel o Cervantes.
Creemos en las identidades complementarias, por eso unas banderas no son mejores que otras. Lo importante de ellas no es su antigüedad o si representan a reinos sino su capacidad de crear solidaridades entre los ciudadanos y su uso social.
Los bercianos que portamos nuestras banderas, como paño al viento, pegatina o insignia, mostramos nuestro orgullo colectivo e individual. Así hacemos publicidad del territorio berciano, sin complejos, como lo pueden hacer los británicos o catalanes. Entre todos prestigiamos esta pequeña región periférica para valorizarla más en el exterior.
O Bierzo, marzo de 2017.
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