venres, 9 de setembro de 2016

530 ANIVERSARIO DE LA PROVINCIA DE EL BIEZO (1º PARTE)


530 ANIVERSARIO DE LA PROVINCIA DE EL BIERZO (1ª PARTE),
Javier Lago Mestre,
Colectivo cultural Fala Ceibe do Bierzo.

Un documento histórico de 23 de octubre de 1486 hace referencia a la provincia de El Bierzo y al alcalde mayor de Ponferrada, Sebastián de Balboa. Aprovechamos esta fecha para profundizar el estudio de esta peculiar provincia de El Bierzo del siglo XV.

PANORAMA DE LAS DIVERSAS CONFLICTIVIDADES.

                Iniciamos este trabajo con el análisis de las diversas conflictividades acontecidas en la segunda mitad del siglo XV. El contexto económico vino condicionado por el acoso de las pestes, las malas cosechas agrarias, las estacionales condiciones climatológicas adversas, los robos de ganado y cosechas por los abusos de los señores, locales o foráneos, etc.


                Fue especialmente destacable la conflictividad interseñorial. Los sucesivos condes de Lemos se mostraron agresivos sobre los monasterios vecinos, casos de Carracedo y San Andrés de Espinareda. Otro tanto aconteció con los señores de Alba de Aliste, en Bembibre, sobre los pueblos y vasallos vecinos dependientes del obispado de Astorga.

LAS LUCHAS ENTRE LOS CONDADOS DE LEMOS Y BENAVENTE.

                Por otra parte, los condes de Lemos y Benavente pugnaron entre ellos en numerosas ocasiones. En 1446 el conde de Lemos toma villas del conde de Benavente en Galicia por orden del rey Juan II. De ahí que fueran muy escasos los acuerdos pacíficos entre ellos. En 1461 ambas casas señoriales fijan una alianza matrimonial entre Alonso Osorio y Leonor Pimentel, de la familia del conde de Benavente. Este pacto coyuntural favorece que el conde de Benavente renuncie a hacer la fortaleza de Los Barrios de Salas. Pero pronto la conflictividad interseñorial se reanuda. En 1468, el conde de Benavente pacta con Enrique IV la toma de villas y fortalezas de Alonso Osorio. La reacción del conde de Lemos es tomar Los Barrios de Salas, mientras que el de Benavente ocupa Trives y Castro Caldelas. El nuevo acuerdo de paz de Pombeiro (3 de enero de 1472) se fija con un nuevo compromiso matrimonial, entre Juana Osorio y Luís Pimentel.


                El condado de Lemos también tuvo sus disputas con el conde de Trastámara, futuro marqués de Astorga. Por eso, en otoño de 1457, el conde se ve obligado a pedir ayuda al concejo de Ourense, “que lle enviase alguna gente por razón de debate que avya entre el e o conde de Trastámara”, el concejo gallego acuerda su apoyo “pera os omes que fosen a Ponferrada (…)”. Sim embargo, posteriormente, con la revuelta de los irmandiños y el ataque de estos a Ponferrada (año 1467), el conde de Lemos se ve obligado a pedir ayuda al conde de Luna y al marqués de Astorga para defenderse de los irmandiños (VV.AA. Castillo de Ponferrada, Diario de León).

LAS CRISIS MONÁRQUICAS FAVORECEN LOS INTERESES SEÑORIALES.

                La conflictividad generalizada se vio también favorecida por las pugnas por la sucesión monárquica. A título de ejemplo tenemos en tiempos de Enrique IV, en un período de fuerte convulsión bélica (1462-1464) y que culminó con la deposición del rey por la nobleza a favor del infante Alfonso (5 de junio de 1465). Otro tanto aconteció con las luchas entre Isabel de Castilla y Juana la Beltraneja con apoyo portugués (Tratado de paz de Alcaçobas de 4 septiembre de 1479).


Estas coyunturas de debilidad monárquica sin duda fueron aprovechados por la alta nobleza para conseguir nuevas mercedes (tierras, dinero, vasallos…) de los candidatos a conseguir la corona de Castilla en sus guerras con los opositores. La coronación de Isabel como reina de Castilla (Guisando, 19 de septiembre de 1469) representó un nuevo período de reforzamiento del poder real (Tarsicio de Azcona, Isabel la Católica. 2002).

Veamos algunos de los beneficios que consiguieron los grandes señores laicos de la débil corona de Castilla. Enrique IV escribe al conde de Trastámara y también marqués de Astorga para que cese en su colaboración con los irmandiños en su acoso al conde de Lemos. Esta intervención real favoreció el pacto entre ambos señores aunque fue más bien forzado, según relata el de Lemos, “haría la donación quel marques le pedia por librarse de el y que cesasen las armas, mas que la haría forzado y contra su voluntad (…)” (VV.AA. Castillo de Ponferrada, Diario de León). Por lo que toca al conde de Benavente, Juan II le dona la fortaleza de O Bolo (1431). Posteriormente, Enrique IV nombra al conde de Benavente como miembro de su Consejo Real (1454). Rey que también concede a Rodrigo Pimentel los bienes de Alonso Osorio, hijo del conde de Lemos (4 de abril de 1468). Por su parte, el infante rey Alfonso perdona, por provisión (noviembre de 1465), las tomas de rentas realizadas por los condes de Benavente entre 1453 y 1465 (Isabel Beceiro Pita, El condado de Benavente en el siglo XV).


LA CONFLICTIVIDAD ANTISEÑORIAL.

                La conflictividad antiseñorial es lógica ante los diversos abusos de los señores. Los monasterios de S. Pedro de Montes, Carracedo y S. Andrés de Espinareda presionan a sus vasallos por mor de sus poderes territoriales, jurisdiccionales y señoriales (quintos y cuartos, serventías, yantares, etc). Y en caso de conflicto bélico los señores vecinos, caso del conde de Lemos, robo cosechas y ganados a los monasterios vecinos. Por otra parte, el conde de Alba de Aliste, en la contorna de Bembibre, intenta ampliar su señorío territorial ocupando aldeas dependientes del obispado de Astorga.


                En este contexto de continuos abusos señoriales los vasallos aprovecharon la revuelta irmandiña en Galicia para unirse a ella en la región de El Bierzo. Los irmandiños tenían como objetivo eliminar los castillos desde los cuales se ejercían la opresión señorial (justicia, recaudación fiscal, reclutamientos militares, etc). El ataque al castillo de Ponferrada supuso la huida del conde de Lemos para los territorios vecinos del conde de Luna y del marqués de Astorga. El abad del monasterio de S. Andrés de Espinareda también se mostró favorable a la extensión de la revuelta irmandiña a sus territorios. En un expresivo documento monástico, dicho abad deniega la licencia a creación de la hermandad y ordena el respeto debido a los diversos poderes privilegiados, “presto era de faser e dar licencia para todas las cosas que fuesen servisyo de Dios e de nuestro señor rey e de su monasterio e del señor conde de lemos (…)” (Mª Carmen Rodríguez González, Economía y poder en El Bierzo del siglo XV. San Andrés de Espinareda).

O BIERZO, SETEMBRO DE 2016.

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